viernes, 3 de abril de 2015

¡LEVÁNTATE CON EL SÍNODO! (4)

EL DESPERTADOR…            de la parroquia. (4)
         
Tic-tac-tic-tac…
Riiiiinnngggg…

Es la una. El reloj señala la hora de despertar a todos los hombres y mujeres; jóvenes y niños que viven junto a otras personas, en un territorio donde las casas se distribuyen alrededor de un  templo que llamamos también, parroquia.

Son las dos. La hora de despertar a la feligresía parroquial como aglomeración de casas por decreto,  para que abran los ojos y vean que hay una comunidad de personas  que vive la fe en Jesús, caminando juntos hacia las grandes metas del Evangelio

Son las tres. La hora de despertar a los encargados de los edificios parroquiales para que no sean solamente bellos monumentos como museos de arte o lugares de ceremonias de culto, sino donde se realizan otras tareas pastorales que aportan encuentro cercano a los vecinos.

Son las cuatro. La hora de despertar la conciencia de las piadosas mujeres y beatos seglares que se comen los santos y se han adaptado a ser eternamente clientes de curas llavero que abren y cierran decidiendo lo que es bueno de acá y de allá, pero que no hacen crecer a la comunidad porque esas actitudes religiosas no permiten crecer en responsabilidad a la comunidad. 

Son las cinco. La hora de despertar las coordinaciones parroquiales con las arciprestales y las diocesanas, para aunar esfuerzos de manera pastoral más eficaz; y, sobre todo, para ser señales de comunión de fe y vida donde se hace presente el Señor porque nos reunimos en su Nombre. 

Son las seis. La hora de despertar al Consejo Pastoral de cada parroquia para que sea representativo de todas las realidades de la comunidad y crezca en ser dinamizador audaz de la pastoral  que necesitamos emprender en los caminos nuevos que es urgente abrir.

Son las siete. La hora de despertar la inteligencia de toda la comunidad parroquial para dar existencia a un proyecto pastoral organizado, renovador y abierto a las necesidades del pueblo, del barrio… y a las situaciones de la vida de las personas que configuran la parroquia.

Son las 8. El reloj de la torre de la iglesia señala la hora de despertar a las personas, instituciones, movimientos laicales y todas las estructuras que forman parte del entramado parroquial, para que todos acompañen y ayuden al crecimiento de la fe en cada persona para participar con criterio, entusiasmo, responsabilidad e interés en el Sínodo diocesano.

Ocho horas para dormir. 
Ocho horas para despertar y, el resto, para vivir

¡LEVÁNTATE y VIVE el Sínodo! PARTICIPA en él: buscando, renovando y fortaleciendo tu fe, para que pueda ser el despertador que cada COMUNIDAD PARROQUIAL necesita para que la iglesia sea un recinto de paz, de justicia y de amor para seguir esperando.

                 
¿A qué hora  pondrás hoy tu despertador?

¡Hasta la próxima semana!


Tino Escribano Ruiz.